miércoles, 21 de octubre de 2015

La conocida como Capilla de la Compañía de María acogerá la representación teatral de El Poder de la Oración

Sólida virtud, superior inteligencia, severidad y correctas formas en medio de la sencillez, humildad y dulzura más admirables, he aquí las líneas más salientes y características de las Religiosas de la Compañía de María

Fotografía Domingo Leiva
Pocos la conocen con su verdadero nombre, la Iglesia de la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora se alza en el centro de la ciudad, en la Rambla de obispo benefactor Don José María Orberá y Carrión (1817-1886), como así lo quería la fundadora de la Orden de Nuestra Señora, Santa Juana de Lestonnac (1556-1640), entre el que fue convento de religiosas y el centenario y prestigioso centro de enseñanza, hoy bilingüe, de la Compañía de María trazado por Enrique López Rull (1846-1928). Allí, en el ático de su retablo otea el horizonte sagrado la Limpia y Pura, presidiendo el conventual espacio y flanqueada por su castísimo esposo, santo protector de Providentia, el Señor San José y la Santa Madre Fundadora. La iglesia, espaciosa, limpia, luminosa es un hermoso joyero para que las nuevas generaciones se eduquen y formen en el amor a Dios, la fe en Cristo y la devoción a María. 

El próximo sábado se convertirá en espacio escénico, porque así lo quiere la Compañía Maranatha, que viene representando durante este año jubilar teresiano la última obra de Ramón Molina Navarrete, El Poder de la Oración, con pleno éxito por las iglesias y conventos de España. No tenemos por más que dar las gracias por las inumerables facilidades y atenciones ofrecidas por la Compañía de María y en particular a Don José María Campos Casquet, administrador de su colegio, de sobremanera. Maranatha no cobra nada, no quiere nada para si, pero espera nuestra generosidad, la de todos los asistentes, para que con su contribución se pueda ofrecer una ayuda a cualquiera de las instituciones benéficas de la Santa Madre Iglesia.